Para los habitantes de la región, esta riqueza mineral de coltán, casiterita y wolframio ha demostrado ser una maldición para la que parece no haber cura. Varios grupos armados congoleños, ruandeses y ugandeses siguen presentes en los Kivus tras la guerra que asoló la RDC entre 1998 y 2003 y que provocó la muerte de unos 4,5 millones de personas.
Estos grupos obligan a las poblaciones locales a trabajos forzados en minas bajo su control, extorsionan a los mineros mediante impuestos ilegales o directamente se quedan con parte de los minerales que éstos encuentran. El propio ejército congoleño, corrupto y mal pagado, participa de estas actividades. Los que proceden de estas minas son los llamados minerales de conflicto o de sangre.
"No sé de ninguna mina en los Kivus en la que grupos armados no tengan alguna influencia", asegura Dominique Bikaba, director de Strong Roots, una ONG congoleña que trabaja con comunidades rurales.
(Veure l'article sencer aquí )
Estos grupos obligan a las poblaciones locales a trabajos forzados en minas bajo su control, extorsionan a los mineros mediante impuestos ilegales o directamente se quedan con parte de los minerales que éstos encuentran. El propio ejército congoleño, corrupto y mal pagado, participa de estas actividades. Los que proceden de estas minas son los llamados minerales de conflicto o de sangre.
"No sé de ninguna mina en los Kivus en la que grupos armados no tengan alguna influencia", asegura Dominique Bikaba, director de Strong Roots, una ONG congoleña que trabaja con comunidades rurales.
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